29 octubre 2006
Los abuelos de Emiliano se sientan a comer. Escucho, observo. La abuela está emocionada, a punto de verlo, se imagina, suspira. El abuelo recuerda, piensa, desea.
Están "hinchados de gordos", como dice la abuela vieja.
Qué niño tan inteligente, ¿les contó que lee? ¡Abre el libro y se pone a balbucear!, pasa las hojas, escoge libros del librero. Qué niño tan vivo, qué niño tan lindo, tan noble, tan vago, tan tan tan.
Qué niño tan amado por sus padres y por todo el que lo conoce, pienso. Qué suerte nacer en esa situación.
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