18 marzo 2007

LAS CHAV/BELAS DE LA F (oiiii)
Por alguna razón me dejo arrastrar por Angie al lugar más atascado del rancho. Quizá haya otros peores pero este me toca resistir. Nos sentamos en la barra, frente al baño. Hay dos "homies" por un lado y un par de oficinistas que repiten frases como "el memo", "entrega güey", liberados por el alcohol nos acompaña por el otro. Uno de los homies juega a tocarme el hombro, cuando volteo los dos están viendo una masacre boxeante en la tele. No estoy segura de que no porten un arma, así que limito mi furia a maldiciones no verbalizadas.
Angie me cuenta que mañana viaja al Cañón de Guadalupe. No sé con quién, dice que va a llevar el birote pa las tortas, chido. Dice que Adriana y Felipe (¿quién será ese, tú?) van a llegar más tarde. Yuri no contesta el teléfono ni los mensajes de texto que le mandó.
Nos mudamos a una mesa estratégicamente ubicada al lado del baño, por lo menos estoy mormada y no me entero de los orines que puedan haber por el piso. Adriana llega pero Felipe anda en algún otro congal. Platican, platico... poco, claro. Me relatan la vida de Felipe, ya tengo ganas de conocerlo.
Llega a no sé qué hora, ya tengo unas tres cervezas en la barriga, pide una caguama y el mesero lo ve como si fuera un bar de a 50 pesos la media, "no hay caguamas"; ¿serio no venden? uuushhh. Pide una media. Ya trae bastante alcohol en la sangre, se nota. Me dice que grita mucho, como para que no me asuste, ya mis nervios no podrían reaccionar, la verdad.
Estoy con la tentación de hablar con gente conocida, tengo a Adriana al lado, la conozco poco, no sé qué decirle, tampoco la veo muy dispuesta a hablar, así que me callo. Angie habla con felipe. Mensajeo con Alicca, le pregunto qué hace me dice que juega rummy y yo le digo que pisteo, con viada de Tijuas, digo, su respuesta es una carcajada con todo y dibujo animado qué buen pretexto.
Luego de un rato de oir gritar a Felipe y de que se pendejeen entre sí, llega David. No lo conocía, no me causa gran impresión. Uno, ahí. David se sienta junto a Adriana, tons ahora sí me quedo hablando con la cerveza, oyendo a la Galleta y al Felipe (que grita) y sintiendo las miradas de los homies.
Cuando Adriana se va, Felipe se sienta a mi lado, le quito el nextel, lo abro y no entiendo qué tiene de particular, tampoco tengo el número de Lluvia, así que lo regreso: no le entendí, ¿qué querías entender? no sé. Después de un rato de intentar intervenir en la plática de Angie y David, Felipe me dice que le cuente algo, cuéntame tú porque soy mala para contar de las reumas de mis tíos, ¿por qué no me cuentas? prefiero callarme.
Más alcohol en el cuerpo, me explica que necesito soltarme más. ¿Cómo? Sí, que te sueltes, que hables... No sé qué más dice, estoy nadando en alcohol, atino a hacer una mueca tipo sonrisa y seguir bebiendo. Sigue hablando de su vida, de esto y lo otro. ¿Te caí bien? Sí. ¿Pero? ¿Pero qué? Hay un pero. No hay un pero, estás pirata pero eso no es un pero... Echa otra onda de los modos de comportarse y no sé qué más. Dice que hay que decir lo que sientes y entonces voltea a ver a David y le dice: eres un pendejo.
David y Angie preguntan por qué, él contesta nomás y voltea a verme. Lo mejor de todo es que le dijo unas tres veces lo mismo y David no dijo nada. Eres un genio, cabrón. ¿Viste que no dijo que no en ningún momento? En algún momento le explico mi falta de conversación, algo como que he conocido tantos pendejos en la vida que por descontado todos son pendejos hasta que hagan algo para demostrar lo contrario y que si son pendejos no me interesa conocerlos. Dice que soy de a "blanco o negro", no creo serlo pero asiento y sigo con la muecarisa.
Ya no sé ni qué está pasando ni me interesa pero empiezan a apagar las luces y yo siento una gran tristeza por no poder seguir libando. Creo que terminé tomándome la cerveza que compartían Angie y David, no sin antes advertir que si me salía un pinche fuego los demandaba.
Me despido de Angie con harto sentimiento y el Felipe se burla, intento patearlo pero está muy lejos. Me despido de David, bye. Me despido de Felipe, me dice que le caí bien y yo le digo que igual. Lo más extraño es que sí me cayó bien aunque grita y me echó el rollo de la timidez, rigidez, pueblerinez, etceterez. Me trepo al carro y entonces me digo: ¿pa dónde está la casa? ¿porónde me voy que no me lleven a encerrar? Le doy por donde puedo y como puedo, voy pensando mientras recorro las calles del rancho, tengo ganas de oir al ismael serrano, tengo ganas de ver al tzotzil.
Sabadazo: despierto a la 1, mi padre me dice que seguro llegué borracha porque ni dije nada al llegar. Contesto que yo aviso cuando voy a tomar, no miento, recibo una ingrata respuesta: cínica cabrona.

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